Noviembre 2019


SOLO PENSAR en lo que se ha convertido España en los últimos años, en la postergación de los ideales del 15M, la huida de muchos jóvenes a Europa y el rebrote del más cateto nacionalismo, lo mismo centralista que indepe, genera en mí un deseo de marcharme a un lugar más vibrante y abierto, más solidario y con más posibilidades. Pero pronto una voz muy cruel que vive en mí me convence de lo contrario: “No vayas a ningún sitio –me dice esa voz–, Batania, porque tú no tienes nada que ver ni con España ni con Madrid, ni siquiera con Carabanchel, y tampoco tendrás nada que ver con ningún lugar del mundo adonde vayas, porque a ti no te gusta vivir, a ti te gusta aislarte; y la gente solo te interesa para salvarte de ella. ¿Cómo te vas a marchar de un lugar donde nunca has estado? ¿Cómo vas a dejar a unas gentes que no has querido conocer?”.