Julio 2025


AYER TERMINÉ la décima mudanza en veintiún años en Madrid. A la hora en que escribo esto tengo el cuerpo como aplastado por una apisonadora. A veces creo que mi vida es casi perfecta (me refiero a las veces en que no creo que es una puta mierda, con las que se alternan sin mayor explicación), pues sin duda es una obra maestra haberme conseguido librar de todo el mundo para dedicarme a leer y escribir en un trabajo que me lo permite, pero luego pienso en la cantidad de pisos en que he estado en Madrid, la cantidad de escaleras que he tenido que subir y bajar, la de enseres que pierdo cada vez que me mudo a un piso más pequeño, y me entra la melancolía. Incluso las más dispuestas a controlar la vida somos al final controladas por ella.