Diciembre 2017


LO NERVIOSO que me pone, cuando voy caminando, que algún transeúnte se ponga a mi lado y vayamos a la par, casi de forma sincronizada. Para solucionar este problema lo adecuado sería reducir el paso y dejar que se vaya ese tipo que te sube la ansiedad, pero eso no es tan fácil para un histerias de mi eslora, que suele decidirse por la solución contraria: suelo apretar a caminar aún más rápido, lo que es una locura, porque mi velocidad de crucero ya es rapidísima, por lo que cuatrocientos o quinientos metros después, cuando a duras penas he conseguido sacar ventaja a mi enemigo y ya voy con la lengua fuera, me suelo decir “anda que eres gilipollas, Batania, hasta un mero paseíto lo tienes que convertir tú en los Juegos Olímpicos”.