COMPR脡 DOS kilos de avellanas en el mercado de Coimbra y mientras me las iba comiendo no he dejado de admirarme de la perfecci贸n con que est谩n hechas. ¡Qu茅 pedazo de obra maestra es una avellana! ¿Y c贸mo es que Neruda, que escribi贸 odas a la manzana o a la sand铆a, a la cebolla o al tomate, a la papa o la alcachofa, no le escribi贸 una oda a ELLA?