YO, QUE siempre había seguido el principio de “fascista conmigo misma y libertaria con los demás”, viendo que algunos de mis defectos ni se corrigen ni hacen ademán de hacerlo, sobre todo la pereza, y que la soledad en mi caso es un transiberiano del que me siento incapaz de salir, estoy empezando a notarme indicios de autopaciencia y autoternura ⇒señal inequívoca de mi decadencia.