La crisis de los 40 me ha llegado con los regalos de p茅rdida de vista, decadencia sexual, problemas estomacales y creciente sordera en el o铆do derecho. Para consolarme de este despe帽amiento vital me gusta recordarme una opini贸n que compartieron en un encuentro Carrillo y Saramago, cuando los dos eran ya ochentones, seg煤n la cual a los setenta a煤n se hab铆an sentido “como chavales”. ¡Y yo haciendo dramas a los cuarentaypocos!