Junio 2016


La crisis de los 40 me ha llegado con los regalos de pérdida de vista, decadencia sexual, problemas estomacales y creciente sordera en el oído derecho. Para consolarme de este despeñamiento vital me gusta recordarme una opinión que compartieron en un encuentro Carrillo y Saramago, cuando los dos eran ya ochentones, según la cual a los setenta aún se habían sentido “como chavales”. ¡Y yo haciendo dramas a los cuarentaypocos!