Junio 2021


ME DOY los pr贸ximos veinte a帽os para escribir algo en agradecimiento y reparaci贸n de Francisco Umbral, autor que en su d铆a fue de mis favoritos y ahora lo rechazo de forma vergonzosa. Con los escritores siempre me sucede lo mismo: los leo, los releo, me gustan, los quiero, los amo, los violo, los orde帽o y, de pronto, una vez que ya he extra铆do todo el oro de su mina, el boomerang gira y ya no los amo tanto, qu茅 digo ni siquiera los quiero, qu茅 digo ni siquiera me gustan, qu茅 digo ¡de pronto me parecen malos, me siento estafado, hasta les pido que me devuelvan todas las horas que perd铆 con ellos!

Este c铆rculo vicioso tiene que terminar YA. A mi edad ya tendr铆a que haberme dado cuenta de que mis verdaderos amigos son los escritores muertos. Y a los amigos no se les puede tratar como yo les trato. No solo a Umbral: tambi茅n a Brecht, Lorca, Plat贸n, Cioran, Bukowski, Suetonio, Rub茅n Dar铆o o Blas de Otero deber铆a hacerles un desagravio. A Nietzsche no porque 茅l conoce muy bien que lo sigo amando: lo que pasa es que en su caso mi manera de amar no excluye llamarle hijodeputa de vez en cuando.