Octubre 2023


LO FÁCIL que es ser feliz, es que es increíble. El lunes pasado fui al Ahorra Más y me encontré en los estantes con lechugas de hoja de roble, noticia magnifantástica, porque si ya es difícil encontrarse con lechugas Batavia o Edurne en algunos supermercados de Madrid, qué decir si te encuentras con la Monica Bellucci de las lechugas, si bien esta verdura no pertenece a la familia de las lechugas sino de las achicorias. Compré tres y volví el viernes: de nuevo volví a hallarlas. Compré otras tres y he vuelto hoy: de nuevo las he encontrado. Cuestan 1’25 cada una, lo cual es caro, pero son tan grandes (no suelen ser así, pero estas lo son) que me valen para dos ensaladas y al final me salen baratas. Después de años aguantando la porquería de lechuga Iceberg que reina (reinaba) en los supermercados de Madrid, años donde solo de vez en cuando encontraba lechugas Batavia o Edurne, llevo una semana frotándome las manos con el tesoro de mis lechugas de hoja de roble. ¡Una lechuga no para brutos, sino para personas! ¡No para roer, sino para degustar!