Abril 2022


DE LO peliculera que soy y de mi tendencia a forzar las cosas hasta volverlas irreales, no hay mejor ejemplo que los pensamientos que me vinieron a la cabeza cuando conoc铆 por primera vez el mito de 脥caro, aquel cuyas alas de cera se derritieron por intentar acercarse al sol, lo que provoc贸 que se precipitara al mar. Ya el primer d铆a que le铆 ese mito me gustaba imaginarme el golpe descomunal que 脥caro se daba contra el mar; y me lo imaginaba siempre cayendo de cabeza y d谩ndose un tortazo tan tremebundo que su cr谩neo se deshac铆a en mil pedazos. ¡Menudo hosti贸n! ¡Todos sus sesos esparcidos por el agua! ¡Comida abundante para peces!