ME HE cambiado de nombre otra vez y me he puesto maricr贸nica. Esta nueva denominaci贸n me gusta porque es de ficci贸n, igual que yo, que hace por lo menos doce a帽os que dej茅 de existir, y porque refleja mi duda y rechazo ante las cajas y clasificaciones. Siempre he sentido que los “nosotros” que se me atribuyen son falsos, pura subjetividad producida por los cobardes y los rectil铆neos, del mismo modo que suelo sentir curiosidad y a menudo pasi贸n por los del “otro bando”, de una forma que se pasa de mari y llega a cr贸nica. Maricr贸nica es adem谩s como un nombre de chiste, de mamarracha a la que no se puede tomar en serio, y eso me da mucho descanso. En su d铆a me puse neorrabioso para comerme el mundo, pero llegada a estas alturas de mi vida resulta que del mundo solo quiero mantenerme a salvo.
Ya s茅 que dije que hab铆a dicho que diciendo que diciembre, pero...