QUE A脷N no estoy lo bastante domesticada lo noto cuando voy leyendo en el metro y alg煤n bobo, despu茅s de sentarse a mi lado, pone m煤sica o se pone a hablar por el m贸vil tan campante, sin prestar ninguna atenci贸n a mis derechos de lectora. Cada vez que me sucede esto, que no es nada excepcional, abandono mi asiento no sin dar un suspiro, pues a煤n conservo la infantilidad de que se me note la raz贸n de mi marcha.