Febrero 2017


NO DEJA de asombrarme c贸mo pude resistir treinta a帽os en Lauros en un caser铆o que carec铆a de calefacci贸n y agua caliente. Recuerdo muy bien que estudiaba en pleno invierno en mi habitaci贸n, simplemente a帽adi茅ndome un jersey m谩s, y que m谩s de una vez me duch茅 en esos meses con agua fr铆a. ¿C贸mo puede ser que ahora, en Madrid, corra a poner la estufa en el mero octubre y que hasta para fregar necesite el agua caliente? No te das cuenta hasta tarde de lo duras que son las personas de campo y de lo que te reblandece la ciudad: como siga en esta l铆nea pronto me comprar茅 una silla de ruedas porque me desgasta caminar…