LO QUE me enfrenta con los fabianos, mencheviques o tranquilistas de toda ralea es que procedo de un lugar donde no pasaba nada y el tiempo transcurr铆a comatoso y en camilla, siempre conectado a la botella de suero; a m铆 no se me puede pedir calma sin que mis v铆sceras y mis propios huesos griten y convoquen a cacerolada, soy un tipo que puede prescindir de todas las palabras del diccionario salvo la palabra M脕S.