AHORA BIEN: mi pasi贸n por las mujeres superbellas se acaba cuando abandono la pantalla del port谩til. En la vida real, las pibonazas me suelen parecer almas como venidas de J煤piter, con gustos e intereses opuestos a los m铆os. Siempre he sentido atracci贸n en cambio por las marimachos (maricones y marimachos nos atraemos), de las que guardo el prejuicio de que son mucho m谩s inteligentes y creativas que las mujeres femeninas y, sobre todo, m谩s cr铆ticas, lo cual es esencial para alguien como yo, que de tan ultracr铆tico solo encuentro consuelo en personas con las que me pueda pelear.