YO ESTABA condenada a ser una escritora de mierda, porque siempre elijo todos los caminos fáciles y baratos, aquellos que se amoldan a mi pereza y hedonismo; yo había nacido para escritora popular de esas que nunca se alejan del pueblo = que nunca se alejan del tópico, pero mi virulencia antinosotrista crea tal rechazo, incluso en aquellas cuadras que deberían ser cercanas a mí, que voy a acabar haciendo el papel contrario: el de mendiga aristocrática, el de troll de élite, el de colgada con lecturas.
Ese es el elemento estoico de mi vida, yo que soy antiestoico por las pocas ganas que tengo de sudar. Si me hubieran dejado, habría sido una escritora insignificante; gracias a las vallas que me ponen, consiguen encenderme la sangre, me animan a esforzarme y me dan la oportunidad de convertirme en una escritora mejor.