EL COMBUSTIBLE de mi escritura está formado por naranjas y nectarinas, las naranjas de octubre a abril y el resto del año las nectarinas.
Si escribo mal, si no doy una, si no se me ocurre nada, la culpa es de las nectarinas (hasta diez o doce en un día).
Si en cambio escribo bien, si me pica la mano, si el ritmo me visita, las responsables también son las nectarinas (Nunca me dejan. Me mantienen de buen humor. Siempre actúan en mí. Soy ellas).